El cierre del gobierno federal de Estados Unidos, o «shutdown» en inglés, pasa cuando el Congreso no aprueba el presupuesto a tiempo y el dinero se acaba para pagar servicios no esenciales. Es como si tu jefa no te diera lana para la quincena: sigues yendo al changarro, pero sin varo y con puro desmadre.
Todo empieza el 1 de octubre, que es cuando arranca el año fiscal gringo. Si republicanos y demócratas no se ponen de acuerdo en cómo gastar la plata (por ejemplo, en salud, defensa o ayudas sociales), el gobierno para en seco las áreas «no esenciales». Servicios clave como la Seguridad Social, Medicare o el Ejército siguen chambeando, pero parques nacionales cierran, museos apagan luces y miles de burócratas se van a su casa sin sueldo.
En el cierre actual, que arrancó el 1 de octubre de 2025 y ya lleva 40 días, el pleito fue por los subsidios chonchos de la Ley de Salud (ACA) que ayudan a millones a pagar seguro médico. Demócratas querían prorrogarlos; republicanos, con Trump de vuelta en la Casa Blanca, decían «ni madres» y empujaban recortes. Al final, ocho demócratas del Senado cruzaron el pasillo y votaron con los republicanos para reabrir el changarro sin esas garantías, solo para parar el sangrado.
Los efectos pegan duro en la gente de a pie:
- 1.4 millones de empleados federales trabajan gratis o en licencia sin paga.
- 42 millones que reciben cupones de comida (SNAP) se quedan sin apoyo.
- Vuelos cancelados por falta de controladores aéreos.
- Parques como Yellowstone cerrados, perdiendo turistas y varo.
- Economía pierde unos 800 millones de dólares al día en contratos parados.
Históricamente, ha pasado unas 20 veces desde 1976, pero este de 2025 ya rompió récord al superar los 35 días del cierre de 2018-2019 por el muro fronterizo. Siempre terminan con un acuerdo bipartidista, pero dejan a la gente encabronada y con deudas.
Ahora el paquete está en la Cámara de Representantes. Si Mike Johnson lo pasa (probable el miércoles), Trump lo firma y el gobierno vuelve a jalar. Pero los subsidios de salud quedan para diciembre, así que el desmadre podría repetirse en unas semanas.
En resumen: es un pleito político que paraliza al gobierno porque no hay presupuesto aprobado. No es que EE.UU. quiebre, pero sí duele en el bolsillo y la paciencia de millones.







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